El texto curatorial, que dará contexto y guiará al público en la comprensión de la exposición, fue redactado por Analía Solomonoff, Directora del Museo Provincial de Bellas Artes “Rosa Galisteo de Rodríguez” de Santa Fe.
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Es el mundo de los pequeños sueños, el caminito a un deseo y a la utopía, un pasito más al inconsciente con los ojitos entrecerrados. Es un estado breve, un lugar imaginado cuando el sol empieza a caer. El cuerpo reposa, todo él es un suspiro corto. Nos damos el permiso y nos retiramos al descanso, interrumpimos la jornada porque reivindicamos la pausa, y nos disponemos a que todo se suspenda. Es un momento de otros tiempos, es un momento que define geografías y no es una palabra de la grandilocuencia, es pequeña y volátil y sigue siendo nuestra. Siesta. Si la nombramos sabemos a dónde queremos llegar. “Siesta” es el nombre de esta muestra.
CESAR BERNARDI
Un río rosa, un cuerpo disidente, atrás un horizonte litoral. En “Daniela”, “Colorada” y “Timbú” César Bernardi convoca su infancia, imaginarios, los mitos de la historia y el pasado, voces de los Chaná que llegan a las orillas del agua. La actitud desafiante, hermosa, provoca movimiento, cabellera al viento. Las uñas pintadas, un rostro maquillado, la pintura dentro de la pintura. La obra es un instante, un verano furioso para ir a bañarse, refrescarse de tanto calor agobiante, un registro de una tarde de sol con las amigas, posar para verse linda, atractiva y suculenta. Pero también es pensar en cuerpos que se transforman, un profundo resguardo del cual somos testigos, algo que nos embelesa y nos confunde. Y los detalles, como esos minúsculos vellos que asoman en el pecho y los brazos, me someten directamente a un lugar de querer que cada quien sea como quiere. Y de los colores, de ellos decimos que nos invitan a la fiesta, a la cadencia que nos hace vibrar. Una tarde, en un río -tal vez hace tiempo- y ahora las historias que pasan de boca en boca se transforman en pintura, alguien decide pintar y pintar eso. Un cuerpo disidente en un río rosa.
OBRAS INÉS MARCÓ
Inés Marcó enuncia que elige ser artista y encuentra en las geometrías de lasconstelaciones nuevas formas y las pinta, y les pone un título, “Como nadar”.Volvemos al agua, a la sustancia vital, al poder creador, el lugar de donde vienentodas las cosas, las animadas e inanimadas, lo humano y no. Parece quenadaremos entre estrellas, también entre palabras que la artista escribe y queleemos en voz alta tal vez, buscando frases que nos lleven al reparo del cuerpo. Elcodo, el brazo, la pierna, la mano, el hombro, una lista de instrucciones para flotar,para trasladarnos, para llegar -el agua está fría- cruzamos de una orilla a otra y elrío con su fuerza pasa y nos arrastra, nos revuelca, nos marea, pero nadamos ysalimos a flote, volvemos a tierra firme, despeinadas y despeinados y confundidospero con una aventura que contar: nadamos una tarde en un río. También asomaella, la artista que se pinta, teje su cuerpo, lo reconstruye y le da movimientomientras el trazo como hilos completan un “Autorretrato en clave textil”. En“Movimiento 1, 2 y 3” nos propone una secuencia, otra vez un cuerpo bajo el agua,me pregunto. Es un cuerpo de mujer, tal vez corre (dentro del agua) y agita, muevela energía, va en busca de algo o está huyendo. Las obras de Inés son formasimprecisas, colores y materialidades diversas, que buscan ser encontradas,miradas, adivinadas. Creo que sus cuerpos están nadando siempre, buscando elhorizonte, exploran y, otra vez, emergen de las aguas.
LAZARO OLIER
Instantes de la existencia. Lázaro Olier exhibe dos dibujos titulados “Cómo ver series gratis” y “Cómo es tu IG”, virtualidad de plataformas y redes, situaciones instaladas en breves, pequeños, momentos del cotidiano donde nos reconocemos, donde decimos “yo estuve aquí”. Instagram y Netflix como parte de sus lenguajes poéticos, fragmentos del día que pasa. Funcionan como una cartografía, breve, pequeña (lo dijimos) y describen con precisión una sensibilidad que emerge desdibujada, un poco boceto una, un poco sombras la otra. “Destello opaco” y “Como el hierro cuando ardió” son cuerpos iluminados por el atardecer, así los imagino, tímidos, nostálgicos y carnales. La nitidez fue clausurada, son cuerpos velados y borrados, despojados de detalle, anónimos para quien los ve por primera vez. Posan irreverentes, se dejan pintar, pero no son inmortales, tienen un instante de vida. Son cuerpos deseados, y suspendidos en una nebulosa de colores pastel. Desalientan a los que pasan, porque piden detenernos y respirar, dejar que aparezcan los cuerpos y se vuelvan a perder. Llegan y se van como el atardecer. Disponen de nuestro tiempo, suavizan nuestra mirada y convocan, honestos, un deseo sensual.
VICTORIA RUIZ DÍAZ
Víctoria Ruiz Díaz y sus dibujos azules son enigmas. Sus obras son mundos complejos o pequeños detalles que han sido minuciosamente seleccionados para dar cuenta de un catálogo de formas de un estado de las cosas. Me detengo a mirar “Presente especioso” y quiero ser pájaro y mujer, cerrar el círculo abierto, hablar y cantar al mismo tiempo, hablar con las estrellas, los astros, el cielo y la tierra. Mundos naturales para habitar, imaginar y crear, mundos sutiles donde asoman planetas y muchas estrellas, plantas espinosas, cascadas y semillas. Fantásticos escenarios, transmutaciones cósmicas, cuerpos lúdicos, pedacitos de un territorio donde todo está por nacer, naciendo y siendo. Floras y faunas, potencias y elementos psíquicos, que se encuentran en libertad en un universo (astronómico) donde la artista nos convida y nos hospeda. Sus obras son un cuento, narran historias que son la misma historia, un “había una vez” que nos lleva a otro “había una vez” y a otro más. Son infinitas, infinitas como ese lugar sideral.
FRAN VÁSQUEZ
Los cielos de Fran Vásquez son azul celeste y siempre con nubes (cumulus,stratus, stratocumulus, cumulunimbus, altocumulus, altostratus, nimbostratus,cirrus, cirrustratus, cirrucumulus y cumulunimbus). Son nubes que se transformanen todas las cosas y también en la voluntad de la nada. Son paisajes para sercontemplados y para adivinar, jugar al juego “veo veo”. También los cielos y susnubes asoman y se escapan de un camión que viaja por una ruta que no sabemosa dónde va a llegar, el humor es un guiño poético, el artista puede reír y hacernosreír, escapar de la realidad. Después vuelve a los cielos celestes, una serie en laque trabaja hace muchos años, una serie que se construye trazando unacuadrícula de la bóveda que nos envuelve. En esta muestra se exhibe “Nube II”obra que propone dar testimonio de la constancia de una práctica, alzar la vista,detener el caminar, o tirarse en alguna playa de arena y mirar el cielo del Paraná ypintarlo. Una serie que se repite al infinito y que nos habla del viento, del temporalque se acerca, de la lluvia que se va, del cielo abierto, cerrado. Cerramos los ojos yvemos cielos y nubes de todas las formas, un celeste muy celeste, una nube apunto de desaparecer.
“Siesta” es una pausa en la jornada, es un lugar de posibles historias entrelazadas, es un camino por la ribera. Es la entrega a mirar otra geografía, un sistema de historias breves, de anhelos y la existencia de otros tiempos posibles. Surgen aquí narraciones sin límites, un sueño que imagina cosas y se despierta con luz para continuar su camino. Las obras de César Bernardi, Inés Marcó, Lázaro Olier, Victoria Ruíz Díaz y Fran Vásquez son un intercambio de momentos, un ensayo de preguntarnos quiénes somos, una conversación con quien se acerque, o simplemente un lugar sutil y efímero, donde encontramos algún misterio sin respuesta.
Llegó la hora de la siesta.
Analia Solomonoff
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